Que la palabra te acompañe.


A tantos de tantos del dos mil tantos.


Las palabras  y la fuerza que pueden desarrollar, dependiendo de cómo se digan y por supuesto quien las diga.


Una misma cosa se puede contar de mil formas distintas, puedes alegrar, cabrear, enfurecer, molestar etc. 

El poder de la pluma es subliminar, sin querer te puede influir en tus pensamientos tanto para bueno como para malo.

Despiertan nuestra imaginación hasta límites insospechados,  hacernos, reír, llorar, sentir.
 Un buen libro nos trasporta a lugares, trasmite sentimientos y nos hace imaginar situaciones como si en realidad las hubiéramos vivido, incluso el olor a hierba mojada, el frescor del roció, el paseo en bicicleta o ver con detalle sentados en la cama el paisaje del amanecer en la playa.
El sentir de las palabras, el escuchar su susurro, ver lo que no existe, imaginar, incluso llegar a flotar, ese poder solo lo tienen unas palabras bien expresadas.


Las personas cuando estamos hablando con alguien, contando algo, en el tono de nuestra voz, las palabras que utilizamos nos hacen dar de nosotros lo que expresamos, las personas trasmitimos con nuestro contar, sin darnos cuenta mucho más de lo que nos creemos.

Saber  utilizar esta herramienta, lo podemos convertir en un arma  potente que nos favorezca en muchos momentos de nuestras vidas. Y no me refiero a cuestiones serias, también a momentos en los que estamos contando chistes, en reuniones, o conquistando a una persona.

Con dos palabras te puedo decir lo que estas deseando escuchar, con dos palabras te puedo trasportar, con dos palabras te puedo hacer soñar.



Pero con todo esto, para hablar no hacen falta las palabras. Incluso cuando estamos callados estamos hablando, sin decir nada lo estamos diciendo todo.


Ahí os lo dejo. Si por casualidad alguna vez de lo que os cuento, escribo, comento, informo, difundo, traslado no os gusta, os diría que los siento, pero no es verdad, es lo que pienso.


Saludos.

Miraketediga.


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