Navarone.
A tantos de tantos del dos mil
tantos.
Después de varios ataques, sin
saber nadie ni porque y de aguantar la
pesadez más absoluta se decidió a contra atacar.
Preparo los cañones de Navarone
, los calibro, preparo un plan infalible,
lo tenía casi todo atado lo único que no tenia controlado es el ataque,
ya que no siempre se presentaba su enemigo . Aparecía y desaparecía en los momentos más
inoportunos.
Llegaba atacaba cuando menos
esperaba, se marchaba incluso se permitía volver acompañada de amigos/as para que el ataque fuera más
pesado. Estos ataques parecen estar
todos bien orquestados para hacer sacar de las casillas al enemigo, son
constantes e inoportunos siempre en el
peor momento, cuando parece nos poder defenderse.
Ese día que acertó en uno de
los ataques del incordio, al tenerlo todo preparado, la vio
venir, disparo sus cañones con esas balas de casi una tonelada, estaba
relativamente cerca y aun así fallo,
mientras cargo y se dispuso a disparar
ya estaba otra vez en el cuerpo a
cuerpo, que era precisamente donde no quería llegar ya que así sabia que tenia
la guerra perdida.
Lo volvió a intentar con los
cañones una vez más y volvió a fallar esta vez de forma abismal. La desesperación
llegaba puntos deprimentes, cansado decidió utilizar ese método una vez más, o utilizar otra estrategia.
Esta vez abrió las ventanas para que saliera el humo
de la pólvora quemada. Preparo el tiro
con tiempo, apunto, y volvió a fallar, su enemigo se acercaba a gran velocidad,
paso de largo y salió por la ventana, por fin se fue la mosca cojonera, con lo
fácil que era la solución.
Moraleja. Mejor sácala tu yo tengo la mía. Seguro que
sacas tu conclusión o al menos espero haberlo trasmitido.
Lo dejo ahí.
Si por casualidad alguna vez de lo que os cuento, escribo, comento, informo,
difundo, traslado no os gusta, os diría que lo siento, pero no es verdad, es lo
que pienso.
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